sábado, 20 de junio de 2009

La Recoleta


Convencidos de caducidad por tantas nobles certidumbres del polvo,nos demoramos y bajamos la voz entre las lentas filas de panteones,cuya retórica de sombra y de mármol promete o prefigura la deseabledignidad de haber muerto.

Bellos son los sepulcros,el desnudo latín y las trabadas fechas fatales,la conjunción del mármol y de la flory las plazuelas con frescura de patioy los muchos ayeres de a historia hoy detenida y única.

Equivocamos esa paz con la muerte y creemos anhelar nuestro finy anhelamos el sueño y la indiferencia.Vibrante en las espadas y en la pasión y dormida en la hiedra,sólo la vida existe.

El espacio y el tiempo son normas suyas,son instrumentos mágicos del alma,y cuando ésta se apague,se apagarán con ella el espacio, el tiempo y la muerte,como al cesar la luz caduca el simulacro de los espejos que ya la tarde fue apagando.

Sombra benigna de los árboles,viento con pájaros que sobre las ramas ondea,alma que se dispersa entre otras almas,fuera un milagro que alguna vez dejaran de ser,milagro incomprensible,aunque su imaginaria repeticióninfame con horror nuestros días.

Estas cosas pensé en la Recoleta,en el lugar de mi ceniza.

Una de las mejores poesías de Jorge Luis Borges...

†Erzsébet Báthory†